lunes, 15 de noviembre de 2021

De los vínculos y los miedos



Si la perspectiva por la cual miramos a los vínculos afectivos, es siempre desde una lógica de relación de poder, en donde uno se cuida, constantemente, de que el otro no vea nuestra vulnerabilidad, inevitablemente, inhabilitamos la posibilidad de dejarnos afectar. 


Si vivimos poniéndonos una armadura, como si entráramos a una batalla, si bien, nadie nos va a lastimar, tampoco vamos a poder abrir la posibilidad a dejarnos acariciar.


La lógica de intercambio afectivo, en donde esperamos, a que un otro avance, para saber si debemos retroceder o duplicar la apuesta, se parece más al TEG que a un amor sano.


Creo firmemente en la idea de que el amor puede salvarnos de casi todo. Creo realmente que es el quinto elemento, para poder vivir; sin embargo, desgraciadamente, hemos convertido al amor y a los vínculos, en una lucha más de poder.


“Para amar no necesito tu consentimiento”, escribió Adrian Dárgelos. Y me reafirma en la idea, de que amar, es un acto de entrega absoluta. Donde no se gana nada, sino más bien se pierde. Es ágape y no Eros.


No reivindico el amor romántico ni tampoco un amor de reciprocidad, simplemente amar, abrir los poros a dejarse afectar, por lo que el otro puede darnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario