domingo, 14 de noviembre de 2021

¿Y la perra de quién soy yo?

 

Hace semanas que esperaba que llegara este momento, incluso hasta compré un filtro solar, para poder instalarlo en mi telescopio y observar más claramente, uno de los fenómenos astronómicos más hermosos que existen: un eclipse total de Sol.

Es la hora. El telescopio ya está instalado en el trípode y colimando al firmamento, bisectando directo a la luna. Todo está listo, el momento se acerca y ya es inminente que la penumbra se apodere del día.

De a poco va sucediendo lo esperado, y la luz se va perdiendo, como si estuviese cayendo un atardecer. Finalmente la luna se interpone totalmente en la trayectoria de la radiación ionizante y los fotones que yo percibía del Sol. 

En cuestión de minutos, es de noche y mi perra se va al dormitorio, pero yo no voy, me quedo en el balcón de mi departamento mirando un anillo luminoso en el cielo. 

Ella vuelve, y me mira como yo miro el cielo. Gira la cabeza de costado y me sigue mirando, como tratando de entender. Nos miramos unos segundos, y en ese momento yo, entiendo todo. En un instante comprendí lo que realmente estaba pasando. Fue claro y evidente. El eclipse dejo de importarme, y un razonamiento deductivo se apoderó de mi pensamiento.

Mi perra y yo somos seres vivos eyectados a la vida, que evolucionaron dentro de este ecosistema como mamíferos, que tan solo nos diferencian unos pocos rasgos evolutivos, que la especie humana desarrolló y los canes no: El ser humano puede hablar y razonar.

En el preciso momento en que vi la extrañeza de mi perra al interpretar que era de noche y yo no estaba en la cama, me pregunté: ¿Quien me asegura que lo que yo creo como cierto, realmente lo es?.

Como seres humanos, estamos convencidos, de ser capaz de reconocer la vida, desde la mas pequeña célula, hasta el mas grande de los mamíferos.

¿Pero que pasaría si existiese vida a un nivel macrocósmico? En donde los planetas actuasen como atomos y los agujeros negros como el ADN del espacio. Quizá el secreto del cosmos, puede residir en la biología, en lugar de la física.

En pocas palabras, el universo podría estar vivo. Porque si analizamos al universo en su escala mayor, vemos que esta formado por cúmulos y supercúmulos de galaxias interconectadas, muy parecidas a una red neuronal humana, además los atamos son como los sistemas solares, y existe la coincidencia de que el número de estrellas en el universo y los atamos en una célula humana, se cuentan por trillones.

Por un instante no tuve dudas, que podríamos ser pequeñas células cerebrales dentro de una criatura mas grande a escala cósmica, y por lo diminuto de nuestra escala, el tiempo de una vida humana, podría ser una décima de un fotograma para esta criatura.

Podríamos formar parte de una entidad biológica superior, en donde ejercemos determinadas funciones para la supervivencia de la vida de este, sin que lo sepamos.

Podríamos pensar que las estructuras macroscópicas, que componen el universo, podrían ser consideradas como los tejidos de un ser vivo interestelar, así como las partes microscópicas, que componen un cuerpo humano. 

Por lo tanto también podríamos entender que en cuanto a la reproducción, todos los seres vivos vienen de otro organismo y si nuestro universo estuviera vivo, tendría unos progenitores y a su vez podría tener su propia descendencia, dado que las leyes de la naturaleza, están perfectamente afinadas, para que el universo albergue vida sin importar su dimensión.

Con lo cual, según esta teoría de selección natural cósmica, el universo en el que vivimos podría ser un organismo vivo, y la vida no ser solo un fenómeno local, acotado al planeta tierra,  sino también a escala monumental, y que es capaz de manifestarse no solo en diferentes lugares sino a diferentes escalas, tan grandes que no la reconoceríamos.

En definitiva, son diferentes versiones a diferente escala de la misma cosa, asi como a una escala evolutiva se encuentra mi perra que percibe su mundo desde su concepción evolutiva, y en otra escala evolutiva me encuentro yo y percibo mi mundo desde mi posición, que la entiendo como un planeta orbitando dentro de un sistema solar que orbita en la Vía Láctea, que forma parte del Grupo local en el Supercúmulo de virgo, adentro del grupo de Laniakea, y así hasta llegar a un multiverso. Y podría ser que ese multiverso forme parte de un átomo de una estructura mayor y que varios multiversos giren entorno a otros, hasta llegar a un ser vivo, de una forma desconocida, y probablemente este ser vivo no sea consciente de nuestra existencia.

Es como si quisiéramos comunicarnos con un virus dentro de nuestro cuerpo. Cada forma de vida es relativa y está limitada a su propio universo.

Nuestros cuerpos están formados por millones de células y ninguna de ellas tiene la capacidad para comprender donde están realmente. Y nosotros como seres humanos, no podemos comprender más allá de lo que nuestros cinco sentidos nos permiten percibir. Lo que nos hace limitados en nuestra capacidad comprensiva en el plano que habitamos.

¿Como podría hacerle entender a un virus que esta dentro de un cuerpo que a su vez esta habitando un planeta dentro de un universo en expansión?

El virus está a otro nivel de existencia. En otro plano. Por ende podrían existir otros niveles de vida en otro plano dimensional, a escala mayor, que no somos los seres humanos capaces de comprender, dentro de nuestra limitante sensorial de un proceso evolutivo en desarrollo.

Podríamos formar parte de un organismo vivo, y ser los microbios sin inteligencia, desde el punto de vista de otra entidad. 


Dicho todo esto, no puedo dejar de preguntarme:

 ¿La perra de quien soy yo?

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