No existe el amor incondicional y eterno en ningún otro rol que no sea la maternidad deseada. La única persona que entrega amor incondicional es quien elige ser madre. Hoy no admito discusión. En todo otro rol, en que se creyese estar atravesando un amor incondicional, entiendo que solo se está transfiriendo una conducta matriarcal al vínculo. En cualquier otro lugar el amor es condicional.
Beatriz siempre eligió ponerse en el lugar de ser amada y colocarse ahí en el rol de hija esperando que la amen. Ella se reconoce incapaz de dar amor, incluso cuando cree estar enamorada, lo entiende desde el lugar de sentirse amada.
Tristemente es desde esa incapacidad, donde pierde la posibilidad de sentir, el sentimiento más hermoso que el ser humano puede transitar: dar amor en forma de entrega, de solo ágape.
En su historia jamás nadie le mostró cómo dar amor y solo aprendió a recibirlo, con una cómoda actitud pasiva. Con el tiempo aprendió a actuar y a sonreír para llevarse las miradas, los deseos y las fantasías de cualquier observador; es un regocijo que desea sentir.
Ser vista le da existencia, ser deseada le da vida y dejar su marca en el otro se asemeja a la inmortalidad.
Ella nunca olvida que cuando cae la noche y esta sola en su casa, frente al espejo, cae agotada y recuerda que no puede amar.
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