lunes, 18 de octubre de 2021

Un retrato de Mamá


Mamá siempre reía para las fotos. Para ella, era automático, cuando alguien encendía una cámara, poner una sonrisa inmensa, siempre la misma, casi ensayada. Entonces yo, en ocasiones, la buscaba de imprevisto, con la cámara en mi mano, haciendo cualquier actividad, planchar, dormir, cocinar o trabajar y sacaba una foto rápida. Tengo muchas fotos de mamá, movidas y fuera de foco, porque cuando se daba cuenta que yo le sacaba una, sin su ensayada sonrisa, me tiraba lo que tenía en la mano y me empezaba a perseguir; obviamente nunca me atrapaba, porque ella elegía no hacerlo; entonces yo corría, con el viento en mi cara, corriendo a carcajadas, con la adrenalina y la impunidad de saber que lo que había hecho no iba a tener ninguna consecuencia.

Me acuerdo que le sacaba esas fotos, para molestarla, ese era mi juego. No había internet en esa época, y los celulares, tenían un juego de un gusano que atrapaba puntitos negros.

Sin embargo, hoy me doy cuenta, que en algún lugar, yo quería guardar el recuerdo de una persona verdadera, que no solo sonríe para una foto.

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