jueves, 4 de marzo de 2021

Un aroma a vos

 

Hoy mientras caminaba, una mujer dejó una estela de tu perfume, lo olí e inmediatamente recordé que fueron seis las veces en las que nos desnudamos. Tampoco es que las haya contado, lo se porque un día antes de conocerte yo había comprado 2 cajas de forros y hoy ya no hay más. Por algún motivo, siempre tuvimos sexo una sola vez por vez. Creo imaginar que eso es porque una sola vez a vos ya te sacia. Porque si fuese por mi dejaría que te quedaras dentro mío eternamente. Bueno mejor no eternamente, en algún momento quiero cagar o comer y hacerlo con vos arriba siendo penetrada no me genera nada. Así que quizá esta bien así. Aunque mis shocks eléctricos en mis piernas después de acabar te hagan reír, déjame confesarte que mis orgasmos con vos son ese impulso eléctrico en todo el cuerpo, como si esa energía me recargara, cual batería.

En definitiva, yo lo que quiero decir es que, cuando olí hoy tu perfume, solo pude pensar en que, en ningún otro cuello, ese perfume de Kenzo va a oler como en el tuyo, porque ese aroma combinado con tu presencia me oxigenaron, porque supiste cómo besarme y entregarme una bocanada de oxígeno en mis largas noches, como quien le da respiración boca a boca a otro, para reanimarlo. Tus besos saciaron el ahogo de palabras atragantadas, que me costaba pronunciar. 


Yo se que quizá vas a pensar que todo esto es un montón, y por eso seguro dude en enviarte este texto, pero es la verdad, esto es honesto y seguramente esté proyectando un montón de cosas acá, que nada tienen que ver con vos. Pero en parte los vínculos son roles, y lo se porque hace muchos años que hago terapia. Eso lo tengo claro, pero entenderlo no significa poder cambiarlo. Por ejemplo, ahora pienso que aquel día, tendría que haber entrado al baño de tu casa mientras te bañabas y haberte hecho el amor en la ducha, e intentar que el agua escurriendo en nuestros cuerpos desnudos, intentara llevarse todo dolor, que alguna vez atravesé en el pasado. 

Nunca te lo dije, pero me encanta el sexo en la ducha. Pero soy tan respetuoso de la voluntad y el deseo del otro que me limite solo a imaginar cómo hubiese sido con vos. Mi limitante fue el rechazo a que la idea no te gustara, siempre lo es. También ahora pienso en todos los amores que me perdí por el miedo a ser rechazado. Cómo si el golpe al ego me bajara al quinto subsuelo. No tolero fácilmente el rechazo, me pone en un lugar de impotencia. El desamor me duele bastante. Pero aprendí a transitarlo con suavidad.


Igual me pasa con vos, que me fascina tu belleza sobrenatural y yo no quiero otra cosa mas que un vínculo en donde nos deseemos con intensidad desmedida, con lujuria incontrolable y con un placer que sea la envidia de la muerte. Quiero que cuando la ausencia nos vea pasar juntos, nos deteste porque no puede entrar. 


Aprendí que escribir es un proceso terapéutico bastante sano para mi. Entonces, en ocasiones, me sale escribir historias con pequeños relatos de acontecimientos pasados, a veces reales y a veces ficcionados o edulcorados para darle un sentido literario. Tampoco me interesa el reconocimiento o hacerlo para ser leído, sino porque así me desahogo y sacio la pulsión de muerte. No porque me quiera matar, sino porque se que la muerte siempre está ahí, latente y expectante. Y si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida.




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